LUCHA I EVOLUCIÓN EN EL BÀSQUET A TARRAGONA.
- Francesc Piñol
- 15 abr
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 18 abr
La City League de Tarragona es mucho más que una competición; es la historia de una pasión por el balón naranja que logró abrirse paso en una ciudad donde, durante años, el baloncesto amateur parecía invisible.
De los inicios improvisados al reconocimiento municipal
El camino no fue fácil. En los primeros años, los jugadores tenían que saltar vallas para acceder a las pistas y, a menudo, los partidos se jugaban sin árbitros oficiales, con amigos o rivales haciendo esta tarea de forma voluntaria. Como era de esperar, esto generaba tensiones y conflictos, pero también evidenciaba la voluntad de sacar adelante el proyecto a pesar de las adversidades.
Las primeras canastas se colocaron en el Martí i Franqués, y poco a poco la competición se trasladó a los patios de otros colegios, como El Miracle, el César August o La Pedrera. El baloncesto de Tarragona buscaba su lugar, resistiendo en espacios improvisados y al aire libre. Así también se jugó en el Tinglado 1 del Moll de Costa, el pabellón de La Salle Tarragona y, finalmente, en el Pabellón Municipal de Camp Clar, tras llegar a un acuerdo con el Patronato Municipal de Deportes.
La consolidación de la City League
Con el tiempo, la competición logró más reconocimiento y se establecieron horarios para los equipos amateurs, un pequeño gran triunfo en una ciudad que había priorizado los conjuntos federados. El Pabellón de Camp Clar se convirtió en el hogar definitivo de la City League, donde cada domingo, de octubre a junio, el baloncesto toma el protagonismo.
Se disputan seis partidos semanales, con tres encuentros simultáneos en un pabellón dividido en tres pistas. La acción comienza a las 9 de la mañana y continúa hasta las 10, con dos tiempos de 25 minutos cada uno, y una parada del reloj en el último minuto. El ambiente entre los jugadores es ejemplar, y una vez finalizados los encuentros, no es extraño que rivales compartan vestuario, intercambien anécdotas y refuercen la comunidad que da vida a esta competición.
Play-off y Play-out: la batalla final
La temporada no culmina con la liga regular; al final llega el momento más esperado: los play-offs por el título entre los ocho mejores y los play-outs para el resto de equipos. Esta estructura mantiene la intensidad y emoción hasta el último momento, demostrando que no solo se trata de competir, sino también de crecer y mejorar dentro de la pista.
A lo largo de los años, la City League ha pasado por escenarios emblemáticos como el Pabellón del Nàstic de Tarragona, el Serrallo y Riu Clar, pero su espíritu siempre ha sido el mismo: hacer del baloncesto amateur una experiencia enriquecedora, divertida y respetada.
Gracias a la perseverancia de tantos jugadores y organizadores, este sueño que comenzó saltando vallas se ha convertido en una competición sólida, vibrante e imprescindible para los amantes del baloncesto en Tarragona.

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